Hace un tiempo ya, mientras disfrutaba la proyección de una excelente película en el cine, la chica que ocupaba la butaca delante de mí, recibió y seguidamente contestó un par de mensajes en su celular; quizá el cadencioso sonido del aparatito o el brillo de su pantalla en el oscuro contexto, lograron desviar mi atención en el film para concentrarla en descifrar las diminutas letras que aparecían en la pantallita, cuyo fulgor me atraía como el reflector de un cazador a la liebre. Cuando por fin se apagó, un poco desencantado por que la trivialidad de los mensajes que había espiado no eran del tipo: “mate a mamá y me comí sus restos” que yo esperaba, me costo retomar el hilo de la película, habida cuenta de que mi actitud voyeurista hizo que perdiera parte sustancial de la misma.
Recordé la anécdota, razón que la traigo a cuento, mientras leía la sucesión de e-mails que conforman esta adictiva novela, primera editada en argentina del austriaco Daniel Glattauer.
La cosa es así: Emmi intentando dar de baja una suscripción envía equivocadamente un correo a un desconocido; este cortésmente contesta haciéndole saber su error. Ok, sorry. Meses después la mina persiste en el error, provocando una imaginativa respuesta que siembra en su interior aquello que mato al gato: curiosidad. A partir de allí el intercambio de correos crece proporcionalmente a la atracción entre los interlocutores, quienes a cuentagotas se van revelando detalles de sus vidas privadas, derivando en una poderosa y absorbente relación on-line, estado que ambos intentan perdurar, temerosos de que el mundo real destruya esa persona imaginada a partir de los datos ofrecidos en la bandeja de entrada. La curiosidad inicial se va transformando en deseo y el deseo deja al descubierto aspectos insatisfechos en la “feliz” existencia de la protagonista.
Afecto a clasificar, podría colocar a Contra el viento del norte en el estante: novela de amor epistolar, pero estaría mintiendo por dos motivos: no tenemos tal estante y el tema excede ampliamente el abordaje de la relación entre dos seres, ofreciendo múltiples alternativas de análisis a partir del choque planteado entre el mundo real y el virtual, de innegable actualidad. Otro costado para analizar es la manera en que esta escrita, ya que el libro es una sucesión de e-mails, tal cual aparecen en la compu, es decir con el encabezado, la hora y el día en que se envió, etc. situación que plantea una incipiente novedad estilística influida por las nuevas tecnologías, y esto no es un dato menor, ya Barthes decia al respecto:
"Por eso la escritura es una realidad ambigua: por una parte nace, sin duda, de una confrontación del escritor y de su sociedad; por otra, remite al escritor, por una suerte de transferencia trágica, desde esa finalidad social hasta las fuentes instrumentales de su creación. No pudiendo ofrecerle un lenguaje libremente consumido, la Historia le propone la exigencia de un lenguaje libremente producido."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario